El juego del silencio, es utilizado comúnmente en la educación basada en el método Montessori. Gracias a él, se desarrolla la paciencia y la tolerancia, se incentiva el autocontrol, y se promueve la relajación y disciplina interna del niño.
Antes de explicar cómo jugar al juego del silencio, compartimos con ustedes un pequeño extracto del libro El niño, el secreto de la infancia, de María Montessori.
Un día entré en la clase llevando en mis brazos a un niño de cuatro meses que había tomado de los brazos de su madre, al atravesar el patio. (…) El silencio de esa criatura me causó una impresión profunda y quise hacer partícipes de mis sentimientos a los niños. “No hace ruido” dije y para bromear, añadí: “Mirad como tiene fijos los pies… ninguno de vosotros sabría hacerlo”. Observé con estupor una tensión en los niños que me miraban: todos pusieron los pies juntos e inmóviles. Parecía que estaban pendientes de mis labios y que sentían profundamente mis palabras. “Pero que delicada es su respiración”, continué, “Ninguno de vosotros podría respirar como él, sin el más leve rumor…” Y los niños, sorprendidos e inmóviles, contenían la respiración. En aquel instante reinó un silencio sepulcral, comenzó a oírse el tic-tal del reloj, que generalmente no se oía. Parecía que aquel pequeño hubiese aportado una atmósfera de intenso silencio, como no existe en la vida ordinaria. En aquellos instantes, nadie realizaba el más pequeño movimiento. De ello nació el deseo de encontrarse en aquel silencio, y reproducirlo. María Montessori
El juego del silencio y su importancia
Los niños, en pocas ocasiones consiguen estar en calma y relajados. Esto es algo totalmente normal que viene dado por la naturaleza llena de vida y el ansia por aprender en constante movimiento.
Que sea algo normal, no significa que el niño no necesite el silencio o estar relajado, de hecho, la quietud en los niños les enseña a manejar sus propias emociones, les enseña a disfrutar de los beneficios de meditación y pueden adquirir valiosas herramientas que les ayudarán de por vida.
Entonces, somos nosotros, los padres, maestros o tutores, quienes debemos guiar al niño hacia juegos que lo encaminen hacia ese encuentro tan maravilloso con uno mismo.
El juego del silencio invita a los niños precisamente a eso, a conectar consigo mismos a través de la paz y la «casi» ausencia de sonidos, propiciando un estado de relajación que les permita tomar conciencia de su propio cuerpo y desarrollar la atención y la conciencia.
Es un juego estupendo al inicio de la mañana o para relajar a los niños durante el día.
Prueba de Marshmallow y su relación con el juego del silencio
La prueba o experimento de Marshmallow se llevó a cabo por un profesor de la Universidad de Stanford en los años 60.
Se seleccionó un grupo de niños de 4 años de edad y se les puso frente a una golosina, indicándoles que si podían esperar 20 minutos sin comérsela, tendrían después una más como recompensa. Si por el contrario, no eran capaces de esperar y comían la golosina antes de los 20 minutos, después no obtendrían otra golosina
El resultado fue que en edad adulta, los niños que supieron esperar habían obtenido mayor éxito en los ámbitos personal y laboral. Este dato fue tomado como indicio de que la autodisciplina está estrechamente relacionada con el éxito.
Estadísticamente, dos de cada tres niños se comen la golosina antes de tiempo. Os recomendamos el siguiente vídeo donde unos niños son expuestos a un experimento similar ¿serán todos capaces de esperar sin comerse un bombón?
¿En qué consiste el juego del silencio?
Si te preguntas cómo es el juego del silencio Montessori, vamos a explicarte cómo llevarlo acabo. No se necesita ningún material u objeto, pero se consigue mayor interés en el niño si usamos lo siguiente:
- Instrumento musical, campana o triángulo de percusión para marcar el incio y fin del juego.
- Una vela.
Tened en cuenta que solo deberá usarse una vela en casos en los que el niño haya desarrollado la suficiente comprensión como para entender que no debe tocarla. librosmontessori.es
Este juego está indicado para niños a partir de los 24 meses de edad, antes puede ser difícil que el niño comprenda y quiera participar del silencio. Se puede jugar de forma individual o en grupo.
Lo primero que haremos será decirle que vamos a jugar al juego del silencio, y le explicaremos cómo se juega y para qué sirve.
Le diremos que el juego del silencio consiste en permanecer en silencio durante X tiempo. y mientras tanto, deberá permanecer atento a lo que puede oír en el silencio, así como a su cuerpo y lo que siente. Indicaremos que el inicio y el final se determinará según la señal que hayamos escogido. juegosmontessori.es
Debemos asegurarnos de que el entorno sea tranquilo.
Invitaremos al niño/a a sentarse en el suelo. Si se juega en grupo los niños han de sentarse formando un círculo.
Una vez esté el ambiente preparado y el niño dispuesto, le indicaremos al pequeño que debe averiguar (en silencio), qué se escucha en el silencio.
Si decidimos marcar el inicio del juego con algún sonido, ahora es el momento de hacerlo sonar. Si no, bastará con hacer una cuenta atrás o un simple aviso que el niño sepa reconocer. Justo entonces, el juego del silencio habrá comenzado.
El uso de la vela es optativo, si crees que ayudará en el proceso de mantener el silencio o tras comenzar el juego sin ella notas que el niño no se relaja, puedes encenderla. juegosmontessori.es
El tiempo de silencio aconsejado para una primera toma de contacto es de 30 segundos a un minuto. Este tiempo se aumentará progresivamente en distintas sesiones de juego y atendiendo a la respuesta del propio niño.
Los ojos del niño pueden permanecer abiertos o cerrados. Lo ideal es que con la práctica, el niño comience a jugar cerrando los ojos, así, el nivel de concentración que alcanzará podrá ser mayor.
Cuando el tiempo acordado finalice, podremos hacer sonar un instrumento, o susurrar al niño que el juego ha terminado. Si pusimos una vela, será el momento en el que el niño pueda apagarla.
Para jugar en grupo, existen técnicas más participativas, como ir llamando a cada niño por su nombre, en voz bajita, de modo que vayan levantándose uno a uno en silencio hasta que todos estén reunidos en el mismo lugar.
También se podrían incorporar cuerdecitas con cascabeles que los niños, situados en pareja, tendrían que sujetar por un extremo, intentando mantener el silencio mientras se realizan pequeños paseos o laberintos.